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Tejada
La villa de Tejada se encuentra en un enclave maravilloso, al pie de la Peña la Valdosa (1.412 metros), donde se pueden prodigar amenos paseos en pleno contacto con la Naturaleza y encontrar numerosos restos fósiles, principalmente de la Era Secundaria.
Situado a 1.083 metros sobre el nivel del mar, su nombre parece proceder del latín “taliata”, que significa “lugar cortado”, expresando así su difícil orografía. El pueblo aparece ya citado en documentos del s. XII, aunque en sus alrededores existen rastros de asentamientos celtas de la época de Bronce.
Parece que la tribu celta de los Pelendones (sIV a.C.), tuvieron en la Peña Valdosa un poblado, y de cuyo asentamiento aún quedan restos de muralla. Los romanos también dejaron aquí su huella.
Todo ello nos hace hablar de un pasado multisecular. En el s. XVI se vivió una época de esplendor, como en toda la zona, provocada por el comercio de la lana. Y es que las fuentes de riqueza del pueblo han sido la agricultura y la ganadería, junto con la explotación del monte. En los años 60 sufrío la lógica despoblación. Además de la Iglesia, nos encontramos la ermita de la Parada, antiguo despoblado en cuya ermita se celebra la Romería de la Virgen de la Vega, el día de Pentecostés. También nos encontramos otros elementos interesantes de la arquitectura popular: Junto al cuidado caserío se puede visitar la fuente, el lavadero, el potro para herrar, la casa de recaudación de diezmos…
Situado a 1.083 metros sobre el nivel del mar, su nombre parece proceder del latín “taliata”, que significa “lugar cortado”, expresando así su difícil orografía. El pueblo aparece ya citado en documentos del s. XII, aunque en sus alrededores existen rastros de asentamientos celtas de la época de Bronce.
Parece que la tribu celta de los Pelendones (sIV a.C.), tuvieron en la Peña Valdosa un poblado, y de cuyo asentamiento aún quedan restos de muralla. Los romanos también dejaron aquí su huella.
Todo ello nos hace hablar de un pasado multisecular. En el s. XVI se vivió una época de esplendor, como en toda la zona, provocada por el comercio de la lana. Y es que las fuentes de riqueza del pueblo han sido la agricultura y la ganadería, junto con la explotación del monte. En los años 60 sufrío la lógica despoblación. Además de la Iglesia, nos encontramos la ermita de la Parada, antiguo despoblado en cuya ermita se celebra la Romería de la Virgen de la Vega, el día de Pentecostés. También nos encontramos otros elementos interesantes de la arquitectura popular: Junto al cuidado caserío se puede visitar la fuente, el lavadero, el potro para herrar, la casa de recaudación de diezmos…