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Iglesia Parroquial de San Cristóbal
El templo Parroquial de Cebrecos está dedicado a San Cristóbal. Es de tres naves, siendo más alta la central que las laterales. En el momento de hacer el embovedado actual, se levantan los muros para poder colocar la estructura de madera que forma la cubierta; se observa claramente el recrecido con entramado de madera y adobe sobre el ábside cuadrado, y no debían andar sobrados de doblones porque no colocan cornisas de piedra en todo el perímetro, sino que rematan con canes de madera. Se protege el edificio con una robusta torre al poniente rematada con almenas y grandes hachones con llamas. Conserva elementos del gótico en la nave del norte y los canes de la cabecera a dos tercios de la pared; el resto es renacentista de la buena escuela burgalesa del XVI, al igual que el peto del coro elegantemente labrado. Las bóvedas son de crucería, terceletes y de estrella la de la cabecera; rematadas las claves con muy elaborados florones, rosetas y escudos. Conserva de la época románica la pila labrada, bastante tosca, pero airosa: lleva un bocel en la embocadura de la copa y va recorrida por una guirnalda bajo la que destaca una arquería de medio punto apoyada sobre columnas de dobles o triples fustes. La portada, claramente renacentista alberga la imagen del patrón y pilastras bien trabajadas que invitan a levantar la vista hasta encontrarnos con las gárgolas que evacuan las aguas tras la balconada de remate. En el interior, retablos de Juan Manuel de Rivas con imaginería de Manuel Benigno Romero, destacando la talla de Santo Domingo de Guzmán. Félix Bueno será quien en 1781 ejecutará los dorados. Es de destacar el aire rococó, dentro del ambiente churrigueresco general del trabajo en el que no queda un espacio sin labrar.